Page 49 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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unos quince metros de tableros de madera vacíos. Una

            remozada bomba de agua sobresalía del suelo entre los

            extremos de la estancia. El constructo que compartían


            rodaba por el suelo, tratando de limpiar el polvo con

            tanto ruido como poca eficacia. Conservan ese trasto por

            sentimentalismo, pensó Isaac.


                Su taller, su cocina y su cama se encontraban en la

            enorme pasarela que sobresalía de las paredes, a media


            altura de la vieja fábrica. Tenía unos siete metros de

            anchura  y  circunnavegaba  la  estancia,  con  unas

            barandillas destartaladas que, milagrosamente, aún se


            sostenían después de que Lublamai las instalara.

                La puerta se cerró con gran estruendo tras él, y el


            espejo que colgaba a su lado se sacudió. No puedo creer

            que no se rompa, pensó. Tenemos que quitarlo de ahí. Como

            siempre, la idea se fue tan rápida como llegó.


                Mientras subía los escalones de tres en tres, David

            vio cómo llevaba las manos y rió.

                — ¿Más arte avanzado de Silchristchek? —gritó.


                Isaac le devolvió la sonrisa.

                —  ¡Que  no  se  diga  que  no  trato  de  conseguir  lo

            mejor!


                Isaac,  que  fue  quien  encontró  el  almacén  hacía  ya

            años, pudo elegir primero su espacio, y se notaba. La


            cama, el horno y el orinal se hallaban en una esquina

            de  la  plataforma,  y  al  otro  extremo  del  mismo  lado




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