Page 54 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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provocaban remolinos de polvo a su alrededor.
Manchas de luz salpicaban el suelo desde las ventanas
abiertas y los ladrillos rotos, pero ninguna caía
directamente sobre él. La pasarela de madera crujió
cuando Isaac cambió el peso de un pie a otro. El recién
llegado alzó la cabeza para echar atrás la capucha, con
las manos unidas sobre su pecho, completamente
quieto, mirando hacia arriba.
Isaac observó atónito.
Era un garuda.
Casi cayó por las escaleras, tratando de dar con la
barandilla, sin desear apartar la mirada de aquel
extraordinario visitante que lo aguardaba. Tocó tierra.
El garuda le devolvió la mirada. La fascinación de
Isaac derrotó a sus modales, y sus ojos quedaron
clavados en él de forma poco educada.
La gran criatura medía más de metro ochenta, y de
debajo de su sucia capa sobresalían unos pies
terminados en crueles garras. El amplio harapo colgaba
casi hasta el suelo, cubriendo cada centímetro de piel,
ocultando los detalles de la fisonomía y la musculatura,
salvo la cabeza. Aquel inescrutable rostro de pájaro
contemplaba a Isaac con lo que parecía imperiosidad.
El pico curvo se encontraba entre los de un cernícalo y
un búho. Las plumas esbeltas pasaban sutiles del ocre
al pardo y al marrón moteado. Unos profundos ojos
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