Page 549 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Y, frente a ellos, el último par de miembros colgaba

            hacia abajo. En su extremo, a medio camino entre la

            cabeza  de  la  Tejedora  y  el  suelo,  había  un  par  de


            delgadas  y  diminutas  manos,  con  cinco  dedos

            alargados cada una. Solo las puntas lisas, sin uñas, y la

            piel de un alienígeno negro nacarado y absoluto, las


            distinguían de las de un niño humano.

                La Tejedora dobló los codos hacia arriba para juntar


            aquellas  manos,  aplaudiendo  y  frotando  lenta,

            incesantemente.  Era  un  movimiento  furtivo  de

            horripilante  humanidad,  como  el  de  un  afectado


            sacerdote pecador.

                Las patas de lanza se acercaron un poco. Las garras


            rojizas giraron y relucieron en la no luz. Las manos se

            apretaron.

                El cuerpo de la Tejedora se echó hacia atrás antes de


            avanzar de forma alarmante.

                ...QUÉ              OFRENDA                    QUÉ             FAVOR                 LOS

            CORTADORES ARTICULADOS ME OFRECEN... dijo,


            extendiendo de repente la mano derecha. Los oficiales

            de la milicia se tensaron ante el rápido movimiento. Sin

            titubeos, Rudgutter dio un paso al frente y puso sus


            tijeras  en  la  palma,  cuidándose  de  no  tocar  la  piel.

            Stem‐Fulcher y Rescue hicieron lo mismo. La Tejedora


            dio un paso atrás con inquietante premura, observando

            las  tijeras  que  sostenía,  pasando  los  dedos  por  los




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