Page 665 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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tejido en esa ilimitada telaraña.
Carece de principio y de fin. Es compleja hasta un grado
que humilla a la mente. Es una obra de tal belleza que mi
alma lloró.
Está infestada de vida. Había otros como nuestro portador,
más locos dioses danzantes, vislumbrados en la infinidad de
la obra.
Había también otras criaturas, terribles formas complejas
que no recuerdo.
La telaraña no carece de defectos. En innumerables puntos
la seda está rasgada y los colores estropeados. Aquí y allá, los
patrones son tensos e inestables. Mientras pasábamos estas
heridas, sentí al loco dios danzante detenerse y flexionar su
glándula, reparando y conteniendo.
Un poco más allá se encontraba la tirante seda del Cymek.
Juro que percibí sus oscilaciones al combarse la telaraña
global bajo el peso del tiempo.
A mi alrededor vi un pequeño nudo localizado de gasa
material... Nueva Crobuzon. Y allí, rasgando las hebras
tejidas en su centro, había un feo rasguño. Se extendía hacia
fuera y dividía el trapo de la ciudad de telaraña, tomando la
multitud cromática y desangrándola, convirtiéndola en un
monótono blanco sin vida. Una vacuidad sin finalidad, una
pálida sombra mil veces más desalmada que el ojo de un pozo
ciego nacido en las cavernas.
Mientras observaba, mis ojos doloridos se abrieron con
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