Page 729 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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formando un círculo cerrado.
A una señal de Rescue, las gruesas colas emergieron
de la carne de sus anfitriones con un sonido viscoso.
Cada uno de ellos se sacudió y vaciló, la boca abierta
en un espasmo, los ojos parpadeando neuróticos en la
cabeza. Las heridas de entrada comenzaron a rezumar
una espesa resina. Las colas ensangrentadas se
agitaron ciegas en el aire por un instante, como
enormes gusanos. Se estiraban y temblaban mientras se
tocaban entre ellas.
Los cuerpos anfitriones se doblaban hacia sus
compañeros, como si susurraran una extraña
bienvenida. Estaban totalmente quietos.
Los manecros comulgaron.
Los manecros eran un símbolo de perfidia y
corrupción, un borrón de la Historia. Complejos y
discretos. Poderosos. Parásitos.
Daban lugar a rumores y leyendas. La gente decía
que eran el espíritu de muertos despreciables. Que eran
un castigo para el pecado. Que si un asesino se
suicidaba, sus manos culpables se retorcían y agitaban
hasta separarse de la piel putrefacta, y así nacía el
manecro.
Había muchos mitos y algunas cosas que se sabían
ciertas. Vivían mediante la infección, tomando la mente
de sus anfitriones, controlando sus cuerpos e
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