Page 731 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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atadas a su voluntad para contribuir en aquella guerra

            secreta.

                Los  manecros  departían  en  su  rezumante  lenguaje


            táctil, debatiendo hasta llegar a conclusiones.

                Tras dos, tres minutos, se retiraron con pesadumbre

            y se enterraron de nuevo en las heridas abiertas en sus


            anfitriones. Cada cuerpo se sacudió al reinsertarse la

            cola.  Los  ojos  parpadearon,  las  bocas  se  cerraron  de


            golpe. Los pantalones y bufandas volvieron a su lugar.

                Como  habían  dispuesto,  se  separaron  en  cinco

            parejas,  cada  una  formada  por  un  manecro  derecho,


            como  el  de  Rescue,  y  uno  izquierdo.  El  propio

            Montjohn fue emparejado con el perro.


                Dio unos pasos sobre los matorrales y cogió una gran

            bolsa.  De  ella  sacó  cinco  cascos  con  espejos,  cinco

            antifaces  ciegos,  varios  juegos  de  correas  de  cuero  y


            nueve  pistolas  de  pedernal  preparadas.  Dos  de  los

            cascos eran de factura especial, uno para el vodyanoi y

            otro alargado para el can.


                Cada manecro izquierdo dobló a su anfitrión para

            recuperar su casco, mientras los derechos tomaban los

            gruesos  antifaces.  Rescue  ajustó  el  yelmo  a  su


            compañero  canino  y  lo  apretó  con  fuerza,  antes  de

            cubrirse con el antifaz de modo que fuera incapaz de


            ver nada.

                Cada  una  de  las  parejas  se  alejó.  Los  derechos  se




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