Page 789 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Se miraron entre ellos, luego al enjuto avatar. A su
lado, la polilla gañía agónica y moribunda. La
ignoraron.
— ¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Derkhan.
Tras unos minutos, las parpadeantes y funestas
sombras desaparecieron del cielo. En aquel diminuto y
desolado retal de la ciudad, rodeados por el espectro
de las fábricas, el peso de las pesadillas pareció
aliviarse durante unas horas.
Exhaustos y afligidos como estaban, Isaac y
Derkhan, incluso Yagharek, se sintieron animados por
el triunfo del Consejo. Isaac se acercó a la polilla
moribunda, investigó la cabeza torturada, sus rasgos
indistintos, ilógicos. Derkhan quería prenderle fuego,
destruirla por completo, pero el avatar no lo permitía.
Quería conservar la cabeza del monstruo, estudiarla en
las lentas horas del día, aprender sobre el interior de la
mente de las polillas.
El ser se aferró tenaz a la vida hasta después de las
dos de la mañana, momento en el que expiró con un
largo estertor y un reguero de saliva cítrica. Se produjo
una estremecedora liberación de miseria alienígena
reprimida, una onda que se dispersó rápidamente por
el vertedero, mientras los ganglios empáticos de la
criatura recibían a la muerte.
Se produjo una sublime quietud.
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