Page 794 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Estaba rumiando los problemas, pensando en modos

            de  entrar  en  el  Invernadero,  cuando  comprendió

            asombrado que había un modo muy sencillo. Recordó


            el  exasperado  consejo  de  Lemuel:  «Déjaselo  a  los

            profesionales».

                Había ignorado la idea con irritación, pero ahora se


            daba  cuenta  de  que  podía  hacer  exactamente  eso.

            Había  mil  modos  de  advertir  a  la  milicia  de  forma


            indirecta:  el  Estado  facilitaba  el  trabajo  de  los

            informadores. Ahora sabía dónde se encontraban las

            polillas;  podía  contárselo  al  gobierno,  con  todo  su


            poder,  sus  cazadores  y  científicos,  sus  inmensos

            recursos.  Podía  decirles  dónde  anidaban  aquellos


            monstruos  y  escapar.  La  milicia  los  cazaría  por  él  y

            recuperarían a aquellas aberraciones. La polilla que lo

            perseguía estaba muerta: no tenía especiales motivos


            para tener miedo.

                No dejaba de rondarle por la cabeza.

                Pero  nunca  fue,  ni  siquiera  por  una  fracción  de


            segundo, una tentación.

                Recordó el interrogatorio de Vermishank. El hombre

            había intentado no mostrar su miedo, pero era evidente


            que  no  confiaba  en  la  capacidad  de  la  milicia  para

            capturar a las polillas. Y  ahora, en el Consejo de los


            Constructos, Isaac se enfrentaba por primera vez a la

            fuerza  que  había  demostrado  poder  terminar  con




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