Page 832 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Pero  no  es  así.  Traté  de  disculparme,  intenté  que

            Grimnebulin,  incluso  Blueday,  supieran  que  soy  uno  con

            ellos, que soy parte de la banda. El grupo. El equipo. Los


            cazadores de polillas. Pero resonó hueco en mi cabeza.

                Buscaré y encontraré por mi cuenta, y entonces sabré si

            puedo decírselo. Y si no es así, sabré qué decir en su lugar.


                Me  armaré.  Traeré  armas.  Encontraré  un  cuchillo,  un

            látigo como el que solía blandir. Aunque sea un forastero, no


            permitiré  que  mueran  sin  ayuda.  Venderé  caras  nuestras

            vidas a esos monstruos sedientos.




                Oigo  una  música  triste.  Hay  un  momento  de  increíble

            silencio, cuando los trenes y las barcazas se alejan de mí en


            mi aguilera, cuando el rechinar de sus motores se aleja y el

            alba queda momentáneamente descubierta.

                Alguien en la orilla del río, en algún desván, está tocando


            un violín. Es un esfuerzo evocador, un trémulo canto fúnebre

            de semitonos y contrapuntos sobre un ritmo roto. No suena

            como las armonías locales.


                Reconozco el sonido. Lo he oído antes. En la barca que me

            trajo a lo largo del Mar Escaso, y antes de eso, en Shankell.

                Parece que no hay escapatoria a mi pasado sureño.


                Es el saludo del amanecer de las pescadoras de Perrick y

            las Islas Mandragora, al sur. Mi invisible acompañante está


            dando la bienvenida al sol.

                La mayoría de los pocos extranjeros de Perrick en Nueva




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