Page 841 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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flechas  y  virotes  solían  ser  ineficaces  contra  ellos,

            motivo por el que sus soldados portaban arcos huecos.

                Los  primeros  diseñadores  de  aquella  arma  habían


            sido  humanos.  Fueron  usadas  durante  el  terrorífico

            mandato  de  Callodd,  blandidas  por  los  guardas

            humanos  de  la  granja  de  cactos  del  alcalde.  Pero,


            después  de  que  la  reforma  del  Acta  de  Sapiencia

            disolviera  la  granja  y  concediera  a  los  xenianos  algo


            que  se  aproximaba  a  la  ciudadanía,  los  pragmáticos

            ancianos  cactos  comprendieron  que  aquella  era  un

            arma imprescindible para mantener a raya a su propio


            pueblo. Desde entonces, el arco había sido mejorado

            muchas veces, ahora por ingenieros cactos.


                Se  trataba  de  una  enorme  ballesta,  demasiado

            grande y pesada para que un humano la empleara con

            efectividad. No disparaba virotes, sino chakris (discos


            planos  de  metal  con  bordes  serrados  o  afilados)  o

            estrellas  metálicas  de  brazos  curvados.  Un  orificio

            practicado  en  el  centro  del  chakri  encajaba  en  un


            vástago metálico que emergía del cuerpo del arco. Al

            activar  el  gatillo,  el  cable  saltaba  violentamente  y

            propulsaba  el  vástago  con  fuerza  increíble,  mientras


            unos  complejos  mecanismos  lo  hacían  girar  a  toda

            velocidad.  Al  final  del  canal  cerrado,  el  vástago


            descendía de golpe y abandonaba el orificio del chakri,

            que era descargado con el mismo impulso que la piedra




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