Page 842 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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de una honda, girando como la hoja de una sierra
circular.
La fricción del aire disipaba su inercia muy rápido,
por lo que no tenía el alcance de un arco largo o un
mosquete. Pero podía arrancarle la cabeza o el brazo a
un cacto (y a un humano) a casi treinta metros, y
provocar graves cortes más allá. Los guardias cactos
miraban con el ceño fruncido, mostrando sus arcos
huecos con seca arrogancia.
Los últimos rayos del sol brillaban sobre los picos
lejanos. La zona occidental de la cúpula del
Invernadero resplandecía como el rubí.
Sobre una escalera corroída que ascendía hasta la
cima de la bóveda, una figura de silueta humana se
aferraba al metal. El hombre subía lentamente los
escalones y ascendió hacia el firmamento curvo del
domo como si fuera la luna.
Aquella escalera era una de las tres que se extendían
a intervalos regulares desde el ápice, preparadas para
unos equipos de reparaciones que nunca aparecieron.
La curva de la cúpula parecía romper la superficie de
la tierra como la punta de un espinazo doblado,
sugiriendo un vasto cuerpo bajo tierra. La figura
cabalgaba el lomo de una ballena gargantuesca,
sostenida por la luz atrapada en los cristales y
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