Page 873 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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borde de ladrillo. Los tres ancianos cactos colgaban
presos, acunados en los bestiales brazos de los
monstruos, observando estupefactos la mareante
tormenta de colores nocturnos en las alas de sus
captores.
Varios segundos antes de que la patrulla cacta
apareciera por la trampilla que daba a la coronación,
las polillas desaparecieron. Una tras otra, de acuerdo
con alguna orden exacta y silenciosa, volaron
disparadas hacia arriba y salieron por la grieta de la
cúpula. Se movían siguiendo un vertiginoso
encantamiento, atravesando sin pausa alguna una
abertura por la que apenas cabían sus alas.
Se llevaron con ellas a sus presas comatosas,
arrastrando los pesos muertos hacia la noche con
facilidad repulsiva.
Los ancianos que habían quedado en el zigurat
sacudían la cabeza confusos, exclamando atónitos e
incómodos al recuperar sus mentes. Sus gritos se
tornaron horripilados al comprobar que habían
secuestrado a sus compañeros. Aullaban de rabia y
apuntaban la lanza solar hacia arriba, escudriñando sin
sentido los cielos vacíos. Los guerreros más jóvenes
aparecieron con los arcos huecos y los machetes
preparados. Miraron a su alrededor, confusos por la
triste escena, y bajaron sus armas.
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