Page 140 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven Un mundo fuera del tiempo
La mayor parte del peso de su equipo recaía
sobre los hombros. Y aunque las botas no eran
muy adecuadas, tampoco molestaban. Inició la
marcha a paso rítmico, respirando el aire de
reserva y atento al panorama. Muy pronto tuvo
que detenerse: su paso era demasiado rápido.
Descansó un poco; después reemprendió la
marcha, a un paso más razonable. El suelo
estaba nivelado; no había peligro de torcerse un
tobillo, aunque de cualquier modo debía andar
con cuidado: La tierra apisonada presentaba
piedras incrustadas; había suaves elevaciones y
pendientes cavadas por el viento.
Pirssa le condujo hasta la cadena montañosa;
por lo visto esperaba que la cruzara caminando.
Corbell se volvió hacia la izquierda y prosiguió
hasta hallar una cuesta menos empinada.
Pronto se sorprendió refunfuñando de forma
inaudible. Tenía que hacerlo para sus adentros,
pues he aquí que había pasado ocho años
despierto, había envejecido ciento ochenta y en
la Tierra habían pasado tres millones de años.
Pero si uno gruñía en voz alta era imposible
saber qué iba a recibir Pirssa, interpretándolo
como una orden. ¡Al diablo con la mente literal
de los ordenadores! ¡Al diablo con las cámaras
de hibernación y las supermedicinas que no
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