Page 128 - Dimension De Milagros - Robert Sheckley
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sicómoros, jugar a seguir—al—líder en los cedros y
laureles de ramas abundantes, o columpiarse
precariamente en la enmarañada red formada por las
lianas y enredaderas que unían las copas de los árboles.
Tampoco se habían olvidado de los mayores; para ellos
había pinos gigantescos de California, donde podían
dormitar en paz o jugar a los naipes, bien arriba, lejos de
los gritos de los chicos.
Pero se trataba de mucho más que todo esto. Aun
quien no fuera un experto como Carmody podía ver que
la pequeña selva era un ejemplo de ecología simple,
placentera y con un propósito definido. Había pájaros,
animales y otras criaturas. Abundaban las flores y abejas
sin aguijón para fertilizarlas y recoger el polen; alegres
ositos rollizos robaban la miel de las abejas. Había
gusanos que se hacían un festín con las flores, y aves de
alas brillantes que se regó— daban con los gorgojos;
también, veloces zorros rojos engullían los pájaros; y
algunos osos devoraban a los zorros, y los cuadrumanos
a los osos.
Pero los cuadrumanos de Coeth también mueren, y
son enterrados, sin ataúd, en tumbas superficiales
cavadas en la selva, con reverencia pero sin excesivo
alboroto. Allí sirven de alimento a los gusanos, y a través
de ellos a los pájaros, zorros, osos y hasta a alguna que
otra especie de flor. De esta manera los habitantes de
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