Page 42 - Dimension De Milagros - Robert Sheckley
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Capítulo cinco
—Bueno —dijo el Premio—, ya está. Espero que no
volvamos a encontrarnos con esa horrible criatura.
Carmody, vamos a tu casa.
—Excelente idea —dijo Carmody—. ¡Mensajero!
Ahora quiero ir a mi casa...
—Es un sentimiento bastante normal —admitió el
Mensajero—, y también bastante fundado en la realidad.
Yo diría que usted debe irse a casa, y lo más rápidamente
que pueda.
—Entonces, lléveme —dijo Carmody.
El Mensajero meneó la cabeza.
—Yo no hago ese trabajo. Mi deber es sólo traerle
hasta aquí.
—¿Y quién es el que hace ese trabajo?
—Usted, Carmody —afirmó el Empleado.
Carmody experimentó una sensación de vacío.
Empezaba a comprender porqué Karmodi había cedido
con tanta facilidad.
—Miren muchachos — dijo—. Aborrezco tener que
molestarles, pero en realidad, necesito que me ayuden.
—¡Oh, está bien! —dijo el Mensajero—. Deme usted
las coordenadas y yo le acompañaré.
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