Page 850 - Kraken - China Mieville
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Dane le cogió la mano a Billy y la puso sobre la
herida de una mujer muerta. En la carne de la
londromante, que se estaba enfriando, había una
calidez.
—Incubación —dijo Dane—. Pistogranjeros.
En los muertos, las balas eran huevos. Las
pistolas crecerían y saldrían del cascarón, y tal vez
una o dos pistolitas conseguirían reunir la fuerza
suficiente para emerger, y llamar a sus padres.
—No nos los podemos llevar —murmuró Billy.
—No nos los podemos llevar —dijo Saira, con
la voz muerta, al ver la acción de Dane.
El último de los londromantes y los
anticuerpos de Londres se volvieron con su líder,
si es que Fitch aún lo era, a través de aquellos
atrayentes y estrafalarios caminos urbanos, de
regreso a su camión.
—Nosotros somos los londromantes —repetía
y se lamentaba Fitch sin cesar—. ¿Quién querría
hacer esto?
Vosotros quebrantasteis la neutralidad primero,
evitó decir Billy.
—Hay normas nuevas —dijo Dane—. Todo
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