Page 92 - Kraken - China Mieville
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Al otro lado de la ventana se veían las ramas de


             los  árboles  zarandeadas  por  el  viento.  La  sala



             parecía estar muy cerca. Billy apartó la vista de la


             luz exterior.




                    El hombre de la pantalla no era el único, dijo


             Vardy. Una pequeña tribu de obsesos. Frikis de la


             herejía  que  iban  de  secta  en  secta,  acumulando


             credos  con  una  avidez  propia  de  cualquier


             miembro del clan de los Renfield. Los Soldados del


             Gusano Salvador una semana, el Opus Dei o los


             Bobo Dreads la siguiente, con un don especial para



             la  devoción  y  unos  repentino  arranques  de


             sinceridad suficientes para ser bienvenidos como


             neófitos.  Algunos  eran  tan  cínicos  que  siempre


             estaban metidos en el asunto, simplemente, para ir


             apuntándose tantos; otros se regodeaban durante


             un par de días o tres, convencidos de que «esta ha


             sido diferente» hasta que se acordaban de cuál era


             su  propia  naturaleza  y  se  excomulgaban  entre


             risitas indulgentes.




                    Se juntaban para comparar gnosis en los cafés



             de Edgware Road, fumando shisha, o en pubs de


             Pimrose Hill, o en un sitio que se llamaba Almagan


             Yard, recalando principalmente en sus puntos de


             encuentro  favoritos  de  las  «calles  trampa»,  dijo


             Vardy. Intercambiaban misterios disidentes en un


                                                                                                           91
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