Page 97 - Kraken - China Mieville
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Contaban anécdotas de un Faraday erudito, leían


             la triste y dolorosa carta de Feynman a su difunta



             esposa,  describían  los  pavoneos  de  Edison,


             elogiaban a Curie y a Bogdanov, martirizados por


             los  investigadores  utopistas.  Steenstrup  había


             formado parte de aquella gallarda compañía.




                    Por  el  modo  en  que  hablaba  Vardy,  era  casi


             como  si,  venga  ya,  como  si  estuviera  viendo  la


             intervención  de  Steenstrup  en  persona.  Como  si


             estuviera  viendo  aquella  cosa,  negra  como  un


             arma,  que  Steenstrup  había  sacado  del  tarro.  La



             parte de leviatán, más parecida a un instrumento


             de  diseño  extraterrestre  que  a  cualquier  boca.


             Preservada,  valiosa,  patente  como  el  hueso  del


             dedo de un santo. Tanto daba lo que afirmara, la


             botella de Steenstrup era un relicario.




                    —Ese  artículo  —dijo  Vardy—.  Es  un  fulcro.


             Desde una cierta perspectiva, fácilmente merecería


             que se quebrantara la ley por él. Porque es un texto


             sagrado. Un evangelio.




                    Billy  sacudió  la  cabeza.  Sentía  como  si  le


             pitaran los oídos.




                    —Y  eso  —dijo  Baron,  manifiestamente


             divertido— es por lo que cobra el profesor.







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