Page 268 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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calor. Sólo quería dormir al sol de México, dormir


           profundamente,  fácilmente,  felizmente,  muchos,


           muchos días…



           El señor Melton abrió una botella de champaña.


           —A  una  dama  muy  hermosa,  a  una  dama  que


           podría figurar en un film —dijo, alzando su copa


           hacia Susan—. Tendría que sacarle una prueba.



           Susan se rió.



           —De veras —dijo Melton—. Es usted encantadora.


           Podría convertirla en una estrella de cine.


           —¿Y llevarme a Hollywood? —exclamó Susan.



           —Lejos de este infierno de México, eso es.



           Susan miró a William y éste alzó una ceja y asintió


           en silencio. Sería un cambio de escena, de ropas, de


           nombre, quizá. Y viajarían con otras ocho personas.

           Una            buena              protección                  contra             cualquier


           interferencia del futuro.



           —Parece maravilloso —dijo Susan.



           Sentía  ya  los  efectos  del  champaña.  La  tarde  se


           deslizaba suavemente. La reunión se animaba a su

           alrededor.  Por  primera  vez,  después  de  muchos


           años, se sintió a salvo, y bien, realmente feliz.



           —¿Y  qué  clase  de  películas  haría  mi  mujer?  —


           preguntó William llenando otra vez su copa.














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