Page 328 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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ellas, muchacho! ¡Os vais a pelear! ¿Y quién no?
Perfumes, trajes de París, pantalones de Oshkosh,
¿eh? Y zapatos nuevos…
—No usamos zapatos.
—¿Pero qué me han traído? —preguntó R. R. con
los ojos en el cielo raso—. ¿Un planeta de
campesinos? Mira, Joe, ya arreglaremos eso. Os
avergonzaréis de no usar zapatos. ¡Y luego os
venderemos el betún!
—Oh.
Van Plank palmeó a Ettil.
—¿Trato hecho? ¿Serás el director técnico de mi
película? Te daremos doscientos por semana para
empezar. Y luego aumentaremos a quinientos.
¿Qué te parece?
—Me siento enfermo —dijo Ettil.
Había bebido el manhattan y estaba pálido.
—Caramba, lo siento. No sabía que eso podía
hacerte mal. Vamos a tomar un poco de aire.
Al aire libre, Ettil se sintió mejor.
—¿Así que por eso nos recibieron en la Tierra?
—Claro, hijo. Cuando un terrestre puede ganarse
honestamente un dólar, míralo, desborda de
entusiasmo. El cliente nunca se equivoca. Nada de
rencores… Bueno, ésta es mi tarjeta. Ve a los
estudios de Hollywood mañana por la mañana, a
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