Page 140 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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         altas horas de la noche.



                Bajando la voz para no molestar a los vecinos, Ferron

         dijo:



                —¿Es tan bueno que no se podía mandar por correo?



                —Se  trata  de  una  complicación  potencialmente


         interesante.



                Ferron hizo un gesto en dirección a las puertas de cristal

         que llevaban a la granja solar. Él la siguió, con las botas casi

         tan brillantes como por la mañana. Debía de lustrar las botas


         con un brillo antiestático.


                Ferron se quitó las zapatillas lanzándolas con los pies y


         atravesó  sin  hacer  ruido  el  umbral,  tras  asegurarse  de

         apagar la alarma primero. Los árboles solares se plegaban

         durante  la  noche,  de  modo  que  las  hojas  enrolladas  en


         embudos  canalizaban  la  condensación  hasta  las  raíces.  Se

         notaba incluso un poco de frío en el ambiente.



                Ferron respiró agradecida mientras meneaba los dedos

         de los pies en la tierra cultivada.



                —Subamos al tejado —sugirió ella.



                Sin  decir  palabra,  Indrapramit  la  siguió  por  la


         serpenteante  escalera  calada  repleta  de  buganvilla,  ahora
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