Page 188 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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Saqué la moneda rosácea del tarro. La busqué en
internet, pero no encontré nada por ninguna parte.
El sábado Annie entró a eso de las diez. La original, con
el gorro espantoso y una bufanda apretada alrededor del
cuello.
Le di la taza y la canela. Con una máquina profesional
tardas apenas unos segundos en conseguir una buena
espuma.
—Te dejaste esto el martes.
Dejé la moneda sobre el mostrador.
—La confundí con una moneda de veinticinco centavos.
Lo siento. —La cambió por un billete de un dólar—. ¿Lo
pongo en el tarro?
—Annie. No fuiste tú la que vino el martes.
—¿No?
Guiñó un ojo y se dio la vuelta tras dejar el dinero. Grité:
«¡Un momento!», y me zambullí debajo del mostrador. Oí el
repiqueteo de sus tacones, pero esta era la Annie pequeña,
así que le di alcance. Se dio la vuelta, con el abrigo
ondeando.

