Page 267 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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fascinante como los números de mi cabeza. Yo quería
gustarles —la soledad era desde luego un problema— pero
el salto entre quererlo y ser capaz parecía insalvable.
Viéndolo en perspectiva, aquello en lo que buscaba
refugio no era diferente a esa fantasía inmemorial de que
eres adoptado, de que tu verdadera familia vendrá algún día
y te rescatará de esos tíos raros con los que vives. Salvo que
yo me sentía tan rara que me dio por los extraterrestres.
Quizá alguien ahí fuera era como yo. Desde luego parecía
que yo no tenía nada en común con ninguna persona de este
planeta.
Tarde o temprano acabas por dejar a un lado tus
pasiones de infancia; eso o te arriesgas a que te llamen
chalada. Para cuando cumplí los veintisiete tenía dos
carreras y un trabajo con posibilidad de permanencia en una
universidad puntera en investigación. Había pasado tiempo
en el observatorio astronómico VLA y estaba recabando
datos para mi tesis de cara a nuevas publicaciones.
Cuando los radioastrónomos se emborrachan especulan
sobre la vida extraterrestre… diría que «como cualquiera»,
pero imagino que en realidad la mayoría de la gente no hace
eso. La diferencia es que nosotros sabemos, en nuestro fuero
interno, lo prohibitivas que son las distancias y las escalas

