Page 277 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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personas y solitarios respondieron también a las estrellas.
Y seguimos contestando. Llevamos haciéndolo casi
setenta años ya. Durante ese tiempo he pasado de joven
reformista a éminence grise, de solicitada experta a emérita en
el olvido. Creo que he debido de pasar estos sesenta y cinco
años conteniendo el aliento. Esperando una palabra a través
del vacío. Esperando a que esa gente, que nos lanzó un
saludo desde su antiguo mundo, que da vueltas a su antigua
y estable estrella, escuchara nuestra respuesta y pudiéramos
empezar un lento y minucioso diálogo.
El Día del Cambio me desempolvaron. Me vi en un
cóctel junto al presidente de América del Este,
preguntándome cómo había llegado allí, qué había en la
pasta marrón de la galleta glorificada que tenía en la mano.
Me di la vuelta para decirle algo en esa línea a Carl antes
de darme cuenta de que llevaba muerto dieciocho meses,
que había fallecido después de que muriera la que fue su
esposa durante cuarenta años. Tras su muerte solía
llamarme cada semana, como un reloj.
Sus bromas seguían sin ser graciosas, pero lo notaba a la
espera, solitario al otro lado de la línea. Tan a la espera y
solitario como yo.

