Page 59 - El Horror De Dunwich - H P Lovecraft
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odiosas  y  significativas  pausas.  Poco  después


              resonó el grito de una garganta muy distinta —un


              grito que despertó a medio Arkham y perturbó sus


              sueños  desde  entonces—,  un  grito  que  no  podía



              provenir  de  ningún  ser  nacido  en  la  Tierra,  al


              menos no del todo.




                     Armitage se apresuró a ponerse alguna ropa y a


              correr a través de la calle y el césped hasta el edificio


              de la universidad, donde vio que otros se le habían


              adelantado; y oyó los aullidos de la alarma contra


              ladrones  resonando  desde  la  biblioteca.  Una


              ventana  abierta  mostraba  un  hueco  negro  y



              expectante a la luz de la luna. Lo que fuese había


              conseguido entrar, porque los ladridos y gritos, que


              ahora  se  apagaban  en  una  mezcla  de  gemido  y


              gruñido graves, procedían inconfundiblemente de


              adentro. Cierto instinto le advirtió a Armitage de


              que lo que estaba pasando no debía ser visto por


              cualquiera, así que apartó con autoridad al grupo


              de  curiosos  mientras  abría  la  puerta  cerrada  con


              llave del  vestíbulo. Entre la gente vio al profesor



              Warren Rice y al doctor Francis Morgan, hombres a


              quienes  les  había  confesado  sus  conjeturas  y


              recelos; les hizo una seña para que lo acompañaran.


              Los sonidos de adentro, salvo un gemido vigilante,








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