Page 64 - El Horror De Dunwich - H P Lovecraft
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curiosa decoloración.




                     La  presencia  de  los  tres  hombres  pareció


              despertar a aquella cosa moribunda, que empezó a


              murmurar sin darse la vuelta ni alzar la cabeza. El


              doctor Armitage no dejó un registro escrito de lo



              que pronunció, pero asegura con confianza que no


              expresó ni una palabra en ingles. Al principio las


              sílabas  desafiaban  toda  correlación  con  cualquier


              idioma  de  la  Tierra,  pero  hacia  el  final  se


              escucharon algunos fragmentos inconexos tomados


              indudablemente  del  Necronomicón,  el  libro


              blasfemo en cuya búsqueda había perecido aquel



              ser.  Los  fragmentos,  tal  como  Armitage  los


              recuerda, decían algo así como N’gai, ’ngha ’ghaa,


              bugg‐shoggog, y’hah: Yog‐Sothoth… Yog‐Sothoth… Y


              su sonido fue menguando poco a poco mientras las


              chotacabras chillaban en un rítmico crescendo de


              impía anticipación.




                     Después cesó el jadeo y el perro alzó la cabeza


              para  lanzar  un  aullido  prolongado,  lúgubre.  Se


              produjo entonces un cambio en el rostro amarillo,


              cabrío del ser yacente y los grandes ojos negros se


              hundieron aterradoramente en las órbitas. Al otro



              lado  de  la  ventana,  el  chillido  de  las  chotacabras


              cesó  de  manera  brusca  y,  por  encima  de  los






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