Page 16 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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el tercio final en la modería. Por supuesto, podían
conseguirse pistolas craneales mucho más baratas,
pero significaría atravesar la Altavía hasta
Shanghai y comprar un trabajo clandestino a algún
costero, pero probablemente sacar también una
bonita infección de hueso del negocio, y
posiblemente le robaría mientras le tuviese
agarrado. Además, sólo podías ir a Shanghai si eras
virgen. Para cruzar la Altavía cuando ya llevabas
una pistola craneal, como Bud, habría que sobornar
a la mitad de los policías de Shanghai. No había
razón para economizar. Bud tenía una gran e
ilimitada carrera ante él, trepando por la jerarquía
de unas ocupaciones peligrosas relacionadas con
las drogas para las que un cebo servía como
audiencia pagada. Un sistema de defensa era una
sabia inversión.
Las malditas campanas seguían sonando a través
de la niebla. Bud murmuró una orden al sistema
musical, un sistema acústico desperdigado en
ambos oídos como las semillas en una fresa. El
volumen aumentó pero no pudo apagar los tonos
bajos del carillón, que resonaban en sus huesos. Se
preguntó si ya que estaba en la modería no debería
hacer que le sacaran y cambiaran las baterías que
llevaba en el mastoides derecho. Supuestamente,
duraban diez años, pero hacía seis que las tenía y
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