Page 382 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
P. 382

—Pero estamos muy ocupados con los prácticas y


              ejercicios —dije—. ¿Tenemos tiempo de jugar con


              la niña como has prometido?


                 —¿Qué es un juego sino un ejercicio vestido con


              ropas más coloridas? —dijo Dojo—. Además, dado


              eso,  incluso  sin  mis  instrucciones,  pesas  diez  to‐


              neladas  y  tienes  una  boca  cavernosa  llena  de


              dientes  como  cuchillos  de  carnicero,  y  todas  las


              criaturas menos yo huyen llenos de terror al oír tus


              pasos,  no  creo  que  debo  regatearle  a  una  niña


              pequeño algo de tiempo para jugar.


                 Ante eso me sentí profundamente avergonzado


              y,  cuando  llegamos  a  casa,  barrí  la  cueva  siete


              veces sin que me lo pidiesen. Un par de días más


              tarde,  cuando  Delle  llegó  a  la  cueva  sola  y


              melancólica,  ambos  intentamos  hacer  que  se


              sintiese  bienvenido.  Dojo  comenzó  a  practicar


              algunos  juegos  especiales  con  ella,  que  Belle


              disfrutaba tanto que siguió volviendo, y créelo o


              no, después de que pasasen un par de años, Delle


              era capaz de lanzarme por encima de sus hombros


              casi tan bien como Dojo.



                 Nell  se  rió  al  pensar  en  una  pequeña  monita


              lanzando a un gran dinosaurio por encima de los


              hombros. Volvió atrás y leyó la última parte con


              mayor cuidado.









                                                                                                          382
   377   378   379   380   381   382   383   384   385   386   387