Page 378 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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distancia.  Fue  directamente  a  un  compilador


              público  de  materia,  moviéndose  con  las  piernas


              separadas a pasos pequeños, algo inclinado hacia


              delante, y compiló un equipo de primeros auxilios:


              calmantes  y  algunos  hemóculos  que  suponía  le


              ayudarían a restañar las heridas.





                 Ideas sobre la segunda parte de la sentencia y de


              cómo acabaría cumpliéndola no le llegaron hasta


              que estaba a medio camino en la Altavía, corriendo


              con  rapidez  en  autopatines,  con  el  viento


              metiéndose por la tela de sus pantalones e irritando


              las  laceraciones  colocadas  cuidadosamente  sobre


              sus nalgas, como la marca de una buriladora. En


              esta  ocasión,  estaba  rodeado  de  un  enjambre  de


              aeróstatos del tamaño de avispas, que volaban en


              formación  elipsoidal  alrededor  de  él,  silbando


              suave e invisiblemente en la noche esperando tener


              una excusa para atacar.





                 Ese  sistema  defensivo,  que  le  había  parecido


              formidable cuando lo compiló, le parecía ahora un


              gesto  patético.  Podría  parar  a  una  banda  de


              jóvenes. Pero insensiblemente había trascendido el


              plano  de  la  pequeña  delincuencia  y  se  había


              trasladado  a  nuevos  territorios,  gobernados  por


              poderes  prácticamente  ocultos  a  su  vista,  y


              conocidos  Para  la  gente  como  John  Percival


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