Page 371 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—¡Continuidad!



                      Pero el diálogo entre el yo y el yo proseguía.




                      Allá lejos, en el espacio, otros elementales vin‐

               culados de la horda mental seguían, con una parte


               trivial de sus seres, la pista de los diferentes puntos

               de  origen  del  reducido  número  de  transmisiones

               enciclopédicas similares, procedentes de las fuentes


               desconocidas interceptadas durante el pasado me‐

               gaeón. En particular, uno de los elementales locali‐

               zó  la  situación  del  punto  «Tierra»  a  un  millar  de


               parsecs de distancia, aunque no se esperaban más

               transmisiones  de  esa  parte.  ¿Para  qué,  cuando  un

               mundo había realizado el esfuerzo de enviar tanto


               de su cultura, su biología y sus objetivos, codifica‐

               dos en bits de datos? Así que se prestó muy poca


               atención a ese punto en el Vacío, aunque sí la ade‐

               cuada. La mayor parte de su atención estaba con‐

               centrada en el Jardín de las Delicias, el Infierno y el


               Edén, donde la horda elemental, encarnada en un

               disfraz ajeno bailaba el cálculo complejo e irracio‐


               nal  de  la  existencia,  se  sometía  a  límites,  caía  en

               errores, buscaba una solución...



                      El tiburón volador continuaba su vuelo, con el


               tritón sobre sus lomos, y a lomos de éste tres per‐

               sonas,  semejantes  a  la  imagen  arcaica  del  mundo

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