Page 369 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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algún día habremos cometido equivocaciones suficientes

               para entendernos a nosotros mismos y perpetuar nuestra

               propia existencia milagrosa.


                      —¡Debemos  considerar  más  a  fondo  las  imperfec‐

               ciones de nuestro mundo proyectado! Cualquier objeto o

               entidad  material  puede  conformarse  con  las  cosas  tal


               como son en la naturaleza, sin preocuparse por ello, pero

               nosotros hemos de preocuparnos. De manera que no

               podemos proyectar sino un mundo casi perfecto, con ro‐


               cas,  plantas,  animales  y  humanos  casi  perfectos.  En

               realidad, lo mejoramos sin cesar, de manera que los tibu‐


               rones vuelan, los peces andan y los árboles producen fru‐

               tos sin insectos que los polinicen. ¡Ah, sí! Podríamos re‐

               visar el reino animal, e introducir los insectos, pero ésa


               no es la cuestión. Mantengo que aparecerán necesaria‐

               mente otras imperfecciones. Con el debido respeto, oh be‐


               llastrellas,  afirmo  que  este  mundo  no  ha  alcanzado,  ni

               puede  alcanzar  la  autonomía/homeostatis.  Lo  cual  es

               muy importante.


                      —¡Pero nosotros somos perfectos! ¡Insistencia!

                      —¡No!  Las  imperfecciones  necesarias  del  mundo

               proyectado  deben  enseñarnos  que  no  es  así.  Existe  un


               nivel  de  organización  más  allá  de  nosotros,  que  ni  si‐

               quiera  nosotros  podemos  reconocer.  Los  límites  de  la

               proyección demuestran que hay límites para nosotros,


               también. Nuestro límite consiste en no saberlo.

                      —¡Especifica!

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