Page 127 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
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conquista de Yucatán, adonde llegaría su futuro obispo en el
año 1547 para vivir allí hasta el final de sus días, apenas si
había empezado. En aquel tiempo la corona española aún no
se había decidido a integrar la península en el imperio que
estaba creando en las Indias Occidentales.
El Obispo de Landa tuvo un papel sumamente
contradictorio en la historia de dicha conquista. Actuó a la
vez como perseguidor de los mayas sometidos por los
españoles y como su protector contra los furiosos
terratenientes y la soldadesca. Fue el primero en describir su
vida cotidiana, creencias, normas y costumbres, e intentó
descifrar su escritura. Fue fray Diego de Landa quien, sin
gozar de la autoridad necesaria para ello, tuvo el atrevimiento
de juzgar a los paganos y sus divinidades. Fue este sedicente
inquisidor quien en julio de 1562 organizó un espectacular
auto de fe en Maní, en el que casi todos los libros de ritos y
crónicas de los mayas que existían por aquel entonces fueron
víctima de las llamas, y así se perdió su contenido para la
ciencia moderna. También ordenó la quema de los ídolos de
madera decorados con inscripciones. Con todo, su Relación
de Yucatán ha sido la fuente de información más importante
e influyente sobre la cultura de los mayas. Si Landa no
hubiera existido, tampoco habría habido investigación
científica sobre los indios que tanto se esforzó en cristianizar,
por lo menos en su forma actual. Pero, si se hubiera dado tal
hipótesis, quizá tampoco habría sido tan grande la necesidad
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