Page 57 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
P. 57
Pero Quantrell había despertado su curiosidad.
No se le ofrecían muchas ocasiones de conversar
con un chico de su edad, tripulante de otra nave.
—Como tú sabes, Quantrell, los astronautas lle‐
vamos una vida estúpida. No nos damos cuenta de
ello hasta que estamos en el Recinto.
—Hace tiempo que lo sé — respondió Quantrell.
—¿Qué hacemos? Ir y venir por el espacio, para
luego encerrarnos en el Recinto. No nos gusta esto,
y nos esforzamos porque nos guste. Cuando
estamos en el espacio, estamos deseando volver al
Recinto, y cuando estamos en el Recinto, nos parece
que nunca va a llegar la hora de salir de él. ¡Qué
vida!
—¿Qué harías tú para remediarlo? Sin aflojar los
lazos de amistad que unen a los que nos dedicamos
a la navegación interestelar, se entiende.
—Lo resolvería por medio de la
hiperpropulsión.
Quantrell se echó a reír.
—Eso es lo primero que hacéis, reíros —dijo
Alan, malhumorado—. Os parece una idea
descabellada. Ni siquiera pensáis en que, si
nosotros no lo hacemos, menos lo harán los
científicos terráqueos. Ellos están contentos con las
cosas tal como están. No tienen que luchar con la
56

