Page 556 - Una orbita cerrada y compartida - Becky Chambers
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Sidra dio un apretón a las manos de Tak y sonrió.
—Gracias —dijo.
Continuaron hacia la lanzadera en silencio. Sidra
esperó mientras Tak pasaba el parche por la barrera
de seguridad y abría el camino para seguir. Tak cogió
la batería de Sidra, la conectó al puerto del casco y
abrió la escotilla manualmente. Sidra inspiró
profundamente al entrar; tenía las manos cerradas en
puños a los lados. Tak repitió los pasos y abrió la
cámara hiperbárica y encendió las luces. Sidra se
quedó en el umbral. No dio un paso más.
—¿Qué ocurre? —preguntó la aeluona.
Sidra paseó la mirada por la lanzadera. El interior era
limpio, estéril; aún así el aire estaba impregnado de
los ecos de la vida que se había desarrollado allí.
—Este fue el hogar de Pepper —dijo.
Tak suspiró.
—Sí —dijo—. A mí también me pone la piel de
gallina.
No era para nada su caso, pero Sidra no sabía cómo
explicar lo que sentía. Era lo primero que le
preocupaba de su plan. Pepper odiaba hablar sobre
aquella nave. El tema salía pocas veces, y nunca de
un modo que pudiera malinterpretarse como casual.
Que Sidra entrara sin la compañía de su antigua
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