Page 633 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
P. 633
un árbol. Deseoso de conocer informalmente a Ulfilas,
establecí la ruta de mi grupo de forma que interceptase la
suya mientras ambos viajábamos por la región que los
romanos, antes de retirarse, había conocido como Dacia y
que en mis días era Rumania. Después de asegurarnos
mutuamente de nuestras pacíficas intenciones, mis
ostrogodos y sus bizantinos montaron las tiendas y
compartieron la comida).
Los árboles formaban en la oscuridad una muralla
alrededor del claro. El humo iluminado por las llamas se
elevaba para ocultar las estrellas. Ululaba un búho, una y
otra vez. La noche todavía era agradable, pero el rocío ya
había empezado a enfriar la hierba. Los hombres estaban
sentados con los pies cruzados cerca del fuego, excepto
Ulfilas y yo. Él se había puesto en pie en su celo, y yo no
podía permitirme ser dominado en presencia de los otros.
Ellos miraban, escuchaban y furtivamente trazaban el
gesto del hacha o la cruz.
A pesar de su nombre —originalmente había sido
Wulfila— era bajo, recio y de nariz ancha, porque
provenía de abuelos de Capadocia, que habían huido de
los ataques godos en el 264. De acuerdo con el tratado del
332, había ido a Constantinopla como embajador y rehén.
Con el tiempo volvió con los visigodos como misionero.
633

