Page 642 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
P. 642

—Nada  que  no  debiese  haber  previsto  —contesté,

           oyendo mi voz tan aburrida como mi alma—. Eh, ¿cómo


           fue la exposición?



                 —Bien —respondió con eficacia—. De hecho, se han

           vendido  dos  cuadros  por  una  buena  suma.  —Volvió  a

           mostrar preocupación—. Bueno, dicho esto, siéntate. Deja


           que te sirva algo de beber. Dios, pareces apaleado.



                 —Estoy bien. No tienes que ocuparte de mí.



                 —Quizá me haga falta. ¿Lo has pensado alguna vez?

           —Laurie me arrojó sobre mi sillón habitual. Me senté en

           él y miré por la ventana. Las luces lejanas producían una


           agitado resplandor en el alféizar, a los pies de la noche.

           La  radio  sintonizaba  un  programa  de  villancicos.  «Oh

           pueblecito de Belén…».



                 —Quítate los zapatos —me aconsejó Laurie desde la


           cocina. Lo hice, y fue como realizar un verdadero gesto

           de vuelta a casa, como un godo soltándose el cinturón de

           la espada.



                 Ella trajo un par de whiskis con hielo, y me rozó con

           los labios la frente antes de sentarse en un sillón, frente al


           mío.



                 —Bienvenido —dijo—. Siempre eres bienvenido. —


                                                                                                         642
   637   638   639   640   641   642   643   644   645   646   647