Page 812 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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descuidados, bebían durante el servicio y peleaban en los

           barracones. Al final nos devolvió a Germania. No podía


           hacer otra cosa, a menos que quisiese que se derramase

           sangre, entre la que podría haberse encontrado la suya.

           Estábamos hartos de él.



                 El  transbordador,  una  chalana  ancha  con  remos,


           había          atravesado               la       corriente.             Los         viajeros

           desembarcaron y se perdieron en el bosque.



                 —Vespasiano  controlaba  África  y  Asia  —siguió

           diciendo Burhmund—. Su general Primo llegó a Italia y


           me escribió. Sí, para entonces ya era muy conocido.



                 Burhmund envió mensajes a sus múltiples contactos.

           Un incompetente legado romano estuvo de acuerdo. Los

           hombres fueron a defender los pasos de los Alpes; ningún

           vitelista, galo o germano cruzaría hacia el norte mientras


           los  italianos  e  iberos  tuvieran  tanto  para  mantenerse

           ocupados  allí  donde  estaban.  Burhmund  convocó  una

           reunión de las tribus. El reclutamiento de Vitelio era el


           último  ultraje  que  soportarían.  Golpearon  las  espadas

           contra los escudos y gritaron.



                 Para  entonces,  los  vecinos  canninefates  y  frisios

           sabían  lo  que  pasaba.  Sus  asambleas  jaleaban  a  los

           hombres para que se uniesen a la causa. Una cohorte de



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