Page 807 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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similar  a  la  que  había  usado  en  Bretaña  cuatro  siglos

           después, cuando los descendientes de los miembros de


           las tribus del mar del Norte estaban invadiéndola.



                 —Yo  también  —murmuró  Burhmund.  Durante  un

           momento pareció extraña y atractivamente vulnerable—.

           Los dos llevamos mucho en el camino, ¿no? Descansemos


           mientras podamos.



                 —Creo que tu sendero ha sido más duro que el mío

           —dijo Everard.



                 —Bien, un hombre viaja mejor solo. Y la tierra se pega

           a las botas cuando la sangre la ha convertido en barro.



                 La emoción trajo su presentimiento a Everard. Eso era


           lo que había estado esperando, por lo que había estado

           trabajando desde su llegada dos días antes. En muchos

           aspectos,  los  gerinanos  eran  infantiles,  sin  reserva,


           carentes de cualquier concepto de intimidad. Al contrario

           que  Julio  Clásico,  que  se  limitaba  a  alardear  de  su

           ambición, Claudio Civilis —Burhmund— deseaba hablar

           a un oído que le entendiese, desahogarse con alguien que


           no le pidiese nada.



                 —Escucha  atentamente,  Janne  —le  transmitió  a

           Floris—. Dime cualquier pregunta que se te ocurra. —En

           el  corto  pero  intenso  periodo  de  preparación,  había

                                                                                                         807
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