Page 698 - Limbo - Bernard Wolfe
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estrepitosamente a los de la Franja en varias
pruebas, los cien metros lisos, los cuatrocientos
metros, el salto con pértiga, el lanzamiento de
jabalina, el tiro, el pentatlón. Entonces hubo un
descanso: se estaba preparando el salto de altura,
tradicionalmente la prueba que cerraba los
Juegos.
Durante el intervalo el locutor entrevistó a
varios dignatarios de la Franja acerca de sus
reacciones ante los sorprendentes resultados; los
dignatarios parecían taciturnos, falsamente
tranquilos, falsamente confiados. Finalmente
apareció Theo: su agradable rostro de jovencito
parecía haber envejecido diez años, se le veía
preocupado, y tenía un aire distraído.
—Hermano Theo —dijo ansiosamente el
locutor—, nos sentimos impacientes por conocer
su opinión acerca de lo que está ocurriendo.
Hemos estado viendo cosas muy extrañas aquí en
estas dos últimas semanas, un montón de récords
batidos, incluidos algunos establecidos por usted.
¿Acaso...?
—Lo sé —dijo serenamente Theo—. No me
preocupan mucho las pruebas tradicionales.
Lo que me duele es recibir una tal paliza en las d‐
y‐d.
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