Page 197 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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en filas, como las plantas en un sembrado; había que


           mirar las marcas como si se recorriera un surco en la


           tierra, emitir el sonido que indicaba cada una de ellas,


           y antes de darte cuenta estabas diciendo lo mismo que



           el orador original. Moseby le enseñó a trazar todas las


           marcas  distintas  que  había  en  una  hoja  de  papel,


           empleando para ello un diminuto bastón de madera


           relleno de algo que parecía hollín sólido.




                  Por lo general las clases consistían en que Moseby


           hablaba  y  después  escribía  lo  que  había  dicho:


           «Cuando se hace de noche me acuesto.» Tugh mba a


           ile yo me yav. «Existen dos clases de personas.» Ioruv



           mban  mba  uhar.  Jijingi  se  esmeraba  por  copiar  lo


           escrito en su hoja de papel, y al terminar, Moseby le


           echaba un vistazo.




                  —Muy  bien.  Pero  tienes  que  dejar  espacios


           cuando escribas.




                  —Ya  lo  he  hecho.  —Jijingi  señaló  el  hueco  que


           dividía cada una de las hileras.




                  —No, no me refiero a eso. ¿Ves los espacios que


           hay dentro de cada línea? —Moseby indicó su papel.




                  Jijingi lo entendió.




                  —Tus  marcas  están  apelotonadas,  mientras  que


           las mías se distribuyen de forma regular.


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