Page 70 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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Tengo una muralla en la cabeza, una muralla etérea
de complacencia que trata de proteger todos mis
pensamientos.
Por lo menos puedo recordar qué salió mal.
Brad y yo fuimos de luna de miel a Europa.
Fuimos en la lanzadera transorbital; los billetes
costaron más de lo que yo pagaba de alquiler en un
año. Pero podíamos permitírnoslo. Witty Kimberly™,
nuestro último modelo, se estaba vendiendo bien y el
valor de las acciones también era transorbital.
Cuando regresamos del puerto espacial
estábamos cansados pero contentos. Y yo seguía sin
poder creerme que estuviéramos en nuestra propia
casa, que pensáramos en nosotros como marido y
mujer. Me sentía como si estuviera jugando a las
casitas. Preparamos la cena los dos, como solíamos
hacer cuando salíamos juntos (como siempre, Brad
fue tremendamente ambicioso, pero no pudo seguir
la receta más allá de un párrafo y tuve que ir en su
ayuda y salvar su étouffée de gambas). La
familiaridad de la rutina hacía que todo pareciera más
real.
Mientras cenábamos Brad me contó algo
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