Page 88 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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he visto en diez años. Increíble. ¿Oye, ha llegado ya


           Brad? —Se le veía expectante, esperando que siguiera


           el guión, las reconfortantes rutinas de la vida.




                  Los  algoritmos  seguían  su  curso  determinado  y


           nuestros pensamientos se sucedían uno tras otro, tan



           mecánicos  y  predecibles  como  los  planetas  en  sus


           órbitas. El relojero era el reloj.




                  Entré corriendo en mi despacho y cerré la puerta,


           ignorando  la  expresión  en  la  cara  de  Ogden.  Me


           acerqué al ordenador y empecé a borrar archivos.




                  —Hola —dijo Sara—. ¿Qué vamos a hacer hoy?




                  La apagué tan rápido que me rompí una uña con


           el interruptor. Le arranqué la fuente de alimentación


           de  la  espalda.  Me  puse  a  desarmarla  con  el


           destornillador y los alicates. Poco después los cambié


           por un martillo. ¿Estaba matando?




                  Brad entró de sopetón.




                  —¿Qué estás haciendo?




                  Lo miré con el martillo levantado para asestar otro


           golpe. Quería hablarle del dolor, del terror que hacía


           que a mi alrededor se abriera un abismo.




                  En sus ojos no pude encontrar lo que quería ver.


           No pude ver comprensión.



                                                                                                                88
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