Page 90 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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¿Qué otra cosa podía haber dicho?









                  Ahora, por fin sola en el baño del hostal, me miro


           las manos, las venas por debajo de la piel. Junto las


           manos,  las  aprieto  y  siento  el  pulso.  Me  pongo  de


           rodillas.  ¿Estoy  rezando?  Huesos  y  carne  y  buena


           programación.




                  El  frío  suelo  de  baldosas  me  hace  daño  en  las


           rodillas.




                  El  dolor  es  de  verdad,  creo.  No  hay  ningún



           algoritmo para el dolor. Me miro las muñecas y las


           cicatrices  me  asustan.  Todo  esto  me  resulta  muy


           familiar,  como  si  ya  lo  hubiese  hecho  antes.  Las


           cicatrices horizontales, feas y rosadas como gusanos,


           me reprenden por mi fracaso. Errores en el algoritmo.




                  Recuerdo esa noche: la sangre por todas partes, el


           aullido de las alarmas, el doctor West y las enfermeras


           sujetándome mientras me vendaban las muñecas, y


           luego Brad mirándome fijamente, perplejo, su rostro



           desfigurado por la pena.




                  Debería  haberlo  hecho  mejor.  Las  arterias  están


           muy  profundas,  protegidas  por  los  huesos.  Si  de


           verdad  quieres  hacerlo,  los  cortes  tienen  que  ser


           verticales.  Ese  es  el  algoritmo  correcto.  Hay  una


                                                                                                                90
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