Page 175 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Mientras tanto, hablaron. Joe se deslizó por una
especie de montaña rusa emocional mientras le
explicaba a Pete todo lo que había pasado. Todo, o
casi todo, porque el nerviosismo lo superaba y, de
todas maneras, nunca había sido demasiado bueno
contando historias. Fue particularmente
descriptivo con aquella imposibilidad oscura, eso
sí, y aunque en ningún momento consideró la idea
de que su vecino pudiera pensar que había perdido
la cabeza, le gustó ilustrar su relato con sus
pequeñas heridas de guerra: el corte de la mano
cuando la puerta explotó, las heridas superficiales
de la cara del episodio en el bosque y todo lo demás.
En todo ese tiempo, Pete Herron escuchó con el
rostro sereno y concentrado.
Cuando terminó de describir la aventura de su
primera noche, sin embargo, se encontraba
demasiado exhausto para continuar y se quedó
mirando la taza de café con aire ausente.
Pete guardó silencio unos instantes.
—Vaya… —dijo al fin.
—No quería matar a ese hombre —se apresuró a
decir Joe.
—Fue un acto de defensa propia, hijo —replicó
Pete.
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