Page 170 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
P. 170
acompañados por los bufidos de aire de la pistola.
La primera andanada se perdió entre los árboles y
la nieve, pero la segunda dio de lleno en una de las
formas. El efecto fue inmediato: otra vez el
fenómeno comenzó a desplegar una suerte de
apéndices oscuros, largos y delgados como lianas,
mientras parpadeaba y se desvanecía, como si se
retorciera en mitad de un dolor insoportable.
Joe aulló, henchido de una sensación de júbilo
abrumador.
—¡HIJOS DE PUTA! ¡HIJOS… DE PUTA!
La pistola cantó varias veces más. Ahora emitía un
sonido que recordaba al de un antiguo VHS
rebobinando una cinta. Joe se había incorporado y
había avanzado tres o cuatro pasos en el exterior de
la cabaña. Disparaba como un poseso. En un
momento dado, las formas comenzaron a moverse
hacia él, y un fuerte soplo de viento se levantó de la
nada, creando un remolino en la explanada. Los
copos de nieve volaban por el aire formando
círculos enloquecidos. Al mismo tiempo, el coche se
sacudió sin que nadie lo tocase y emitió un estertor
metálico mientras el techo se hundía hacia el
interior.
Las formas comenzaron entonces a encogerse,
como succionadas hacia algún agujero invisible.
169

