Page 82 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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destello blancuzco de un dolor tan intenso como
inesperado y casi tan agudo como la incisión de un
estilete. Joe aulló brevemente, desparramó algunos
juramentos por la habitación y luego se quedó
mirando el tronco, semienterrado en el suelo.
—Oh… ¡Mierda! —soltó.
¿Había roto el suelo? No podía creer que el tronco
hubiese partido la vieja puta tabla del suelo. El
señor Herron lo había mencionado alguna vez, en
una de las muchas ocasiones que anduvo por allí
trasteando con las reparaciones: «Joe, el suelo está
muy mal. Deberíamos cambiar esas tablas. No
suena igual en todas partes… Suena como si
estuviera hueco y se fuese a hundir en cualquier
momento». Pero Joe no quería invertir ni tanto
dinero ni tanto esfuerzo. El suelo se veía deslucido,
pero no le parecía que aquellas viejas tablas
tuvieran un aspecto tan malo. Comentó que,
cuando terminara el invierno, habría tiempo de
pensar en ello otra vez, pero que por aquella
temporada ya estaba bien. Herron se encogió de
hombros.
Ahora lamentaba no haberle hecho caso.
Lentamente se incorporó de nuevo. El dolor de la
rodilla estaba remitiendo, gracias al Señor por los
pequeños favores, pero miraba malhumorado la
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