Page 122 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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—Tío, no quiero abandonarte.
—No seas tonto. Vivirás entre los de tu raza. Tu abuelo,
Gothig, los hermanos de Shigan, sus hijos… Te olvidarás de
mí.
—¿Y tú, te olvidarás de mí?
Miré aquellos ojos amarillos; después, extendí la mano y
toqué la mejilla de Zammis.
—No, no te olvidaré. Pero recuerda esto, Zammis: tú eres
un drac y yo soy un humano, y así está dividida esta parte
del universo.
Zammis apartó mi mano de su mejilla, abrió los dedos y
los examinó.
—Suceda lo que suceda, tío, jamás te olvidaré.
El hielo había desaparecido, y el dracón y yo nos
encontrábamos ante la tumba de Jerry, bajo la lluvia y el
viento, con las mochilas a la espalda. Zammis ya era tan alto
como yo, es decir, un poco más alto que Jerry. Con gran
alivio por mi parte, las botas le iban bien. Zammis se ajustó
la mochila, después se volvió y miró hacia el mar. Seguí la
mirada del dracón y contemplé las olas enormes que
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