Page 128 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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de tierra y plantas. El agua debe de haberse llevado la tierra.
¿Estás bien?
—La pierna. Creo que me la he roto. —Apoyé la espalda
en la pared fangosa—. Zammis, tendrás que seguir solo.
—¡No puedo abandonarte, tío!
—Mira, si los encuentras, puedes mandarlos aquí para
que me recojan. —¿Y si el agua sube?— Zammis palpó mi
pierna hasta que me hizo dar un respingo. —Tengo que
sacarte de aquí. ¿Qué debo hacer para la pierna?
El chico tenía razón. Ahogarme no estaba en mi
programa.
—Necesitamos algo rígido; sujetar la pierna para que no
se mueva.
Zammis se quitó la mochila, se arrodilló en el agua y el
barro y buscó en su equipaje, luego en el fardo de la tienda.
Usando los palos de ésta, envolvió mi pierna en pieles de
serpiente arrancadas del toldo. A continuación, empleando
más pieles, Zammis hizo dos lazos, los deslizó en mis
piernas, me puso de pie y pasó los lazos por sus hombros.
Empezó a subir, y yo perdí el conocimiento.
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