Page 390 - La Nave - Tomas Salvador
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Sin palabras estoy y quiero terminar. ¡Dejadme
en paz! ¡Qué importa ya mi canto si no existe
el Navarca, el de las manos rotas, el Shim
amado y triste de las suaves pupilas, el justo
que me dijo: «Serás, Natto, mi palabra»!
¿Por qué aguantáis, soldados, a este loco
borracho?
Rompedme la cabeza, quitadme la memoria...
O dadme kisy otra vez, hasta que cese el ruido
que roe mi cerebro. ¡Oh, si pudiera volver
a las tinieblas, sin esta luz potente que rompe
mi cabeza! Dadme kisy, quitadme la memoria,
quitadme sus palabras, las últimas que dijo:
«No importa. Se cumplirá el destino.» Y a mí,
on una voz velada, apenas gritó, apenas nada,
quizá dolor de justo, dijo: «¿También tú, Natto?»
Barcelona, junio‐setiembre de 1958.
FIN
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