Page 388 - La Nave - Tomas Salvador
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empuñe una mandarria, o quizá muera antes.


            Descansad, pues, soldados de Dui‐La, valientes


            asesinos; que sólo Natto cante el himno


            de la pasada historia. Dadme kisy os digo,


            amigos asesinos, y terminaré mi largo canto.



            Estoy cansado y quiero terminar, aunque dormir


            no pueda... Es demasiada la luz de los antiguos


            y mucha la amargura que brota en mi cerebro.


            ¿A cuántos wit matasteis? ¿Estáis contentos?


            ¡Hurra! Dadme kisy otra vez, ahora, luego,


            siempre.



               Al Navarca mataron en su día de gloriosa


            victoria, cuando con su veste blanca, iluminado


            y sencillo, iba al Fórum a ser Navarca aclamado.


            Vosotros los guerreros quedabais encerrados



            en pozo de tinieblas. El pueblo kros cantaba


            la nueva melodía de la unidad ganada. La Nave


            parecía un ascua repetida en cada rampa, cámara


            y corredor. Los chorros de luz fulgían en los


            bruñidos metales. Los wit iban llegando cual


            ríos rumorosos, con sus siete familias, curiosos


            del pasado, abiertos al asombro de la unidad


            nacida.


            Y Shim murió en ese instante mismo. Cayó junto



            a las jaulas que encierran las orquídeas, muerto.


            ¿Sabéis cómo lo hicieron? ¿Qué manos le mataron?


            ¿Las vuestras? ¡Oh, no! Pagaron asesinos,





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